El Quijote - Michaval.es

Arte y gastronomía
Your Name
Vaya al Contenido

El Quijote

Llegó en esto el labrador, á quien D. Quijote preguntó: sabréisme decir, buen amigo, que buena ventura os dé Dios, ¿dónde son por aqui los palacios de la sin par princesa Doña Dulcinea del Toboso? Señor, respondió el mozo, yo soy forastero, y ha pocos dias que estoy en este pueblo sirviendo á un labrador rico en la labranza del campo; en esa casa frontera viven el cura y el sacristan del lugar, entrambos ó cualquier dellos sabrá dar á vuesa merced razon de esa señora princesa, porque tienen la lista de todos los vecinos del Toboso, aunque para mí tengo que en todo él no vive princesa alguna, muchas señoras sí principales, que cada una en su casa puede ser princesa.
Llegó en esto el labrador, á quien D. Quijote preguntó: sabréisme decir, buen amigo, que buena ventura os dé Dios, ¿dónde son por aqui los palacios de la sin par princesa Doña Dulcinea del Toboso? Señor, respondió el mozo, yo soy forastero, y ha pocos dias que estoy en este pueblo sirviendo á un labrador rico en la labranza del campo; en esa casa frontera viven el cura y el sacristan del lugar, entrambos ó cualquier dellos sabrá dar á vuesa merced razon de esa señora princesa, porque tienen la lista de todos los vecinos del Toboso, aunque para mí tengo que en todo él no vive princesa alguna, muchas señoras sí principales, que cada una en su casa puede ser princesa. (El Quijote. Capítulo IX Segunda parte)
Regreso al contenido